Ansiedad, ¿qué hacemos contigo?

Aunque tiene mala prensa, la ansiedad tiene un propósito adaptativo, fundamentalmente cuando se está afrontando algo desconocido. No es casual que aparezca más frecuentemente en las etapas evolutivas donde aparecen nuevos escenarios para desenvolverse: conocer personas nuevas, iniciar un trabajo, cambiar de ciclo de estudio o de colegio.
Es que la mente ama lo que le resulta familiar y o evita lo desconocido, prefiere alejarse de aquello que no conoce, porque no le brinda comodidad ni seguridad. Así es que entra en juego este mecanismo con el objetivo de cuidar a la persona de potenciales peligros, porque los considera como un riesgo para el bienestar que tiene viviendo en lo que se conoce también como zona de confort, básicamente porque es predecible. 

Hasta aquí, podría ser nuestra amiga, ¿cierto? El hecho es que, esos pensamientos acerca de situaciones del futuro, que objetivamente no existen, producen en el cuerpo la misma respuesta de miedo que si estuvieran sucediendo. El cuerpo se prepara para luchar o huir, tensa los músculos, segrega noradrenalina, provocando sensación de un profundo e intenso temor.  Aquí es donde ya no es amigable, ‘se pasa’ en su afán de cuidar: paralizando a la persona en ese proceso de ir hacia algo que puede que sea desconocido, y sin embargo podría tratarse de un objetivo muy deseado. ¡Es que, si hay algo nuevo por delante, por supuesto debe ser desconocido!

¿Qué se puede hacer entonces, para que siga protegiendo y no se exceda al punto de limitar o impedir ir hacia ese objetivo?

En primer lugar: reconocerla. Para identificarla apenas asoma y poder manejarla antes que se vuelva demasiado intensa. Porque cuando ya se siente ese miedo que provoca la noradrenalina, la sensación de estrés que genera el cortisol, y la bajada de endorfinas y dopamina, se hace más intenso el malestar, y más difícil de regular: el organismo está invadido de sustancias y le llevará un tiempo recuperar el equilibrio: es por esto que es muy importante no pretender que alguien en un pico de ansiedad lo maneje solamente con su voluntad… ¡es que simplemente no puede!

En segundo lugar, habiendo trabajado resignificando la ansiedad, la persona puede comprender de qué la está cuidando, y entonces comenzar a aceptarla, integrarla como una parte de sí misma, una autoprotección que se generó en alguna etapa de su vida y se reactiva ahora.

En tercer lugar, usar alguna técnica para ayudar a restaurar el equilibrio en forma más rápida: respiraciones largas y pausadas, (te dejo una que me encanta por sencilla y práctica la técnica reees-piiii-rooohhh), estirar o sacudir el cuerpo, decirse una frase tranquilizadora a modo de mantra, (“estoy segura/o”, “son sólo pensamientos”, “yo manejo mi mente) o un mantra propiamente dicho si sueles usarlos con frecuencia. 

Si te ha resonado este artículo y sientes que necesitas apoyo, no dudes en agendar una consulta. Con más de 20 años de experiencia en psicología clínica, estoy aquí para ofrecerte la profesionalidad y el acompañamiento que mereces. ¡Agenda tu consulta hoy mismo y da el primer paso hacia tu bienestar!

Si crees que puede servirle a alguien, comparte este artículo. Podrías estar aliviando a una persona que lo necesita.

Cómo puedo ayudarte

Si te ha resonado este artículo y sientes que necesitas apoyo, no dudes en agendar una consulta

Orientación para la crianza

Criar es tomar decisiones todo el tiempo. Decisiones trascendentales que repercuten en tu vida y en la de esa personita que hoy depende de ti. Es una etapa de la vida que nos transforma a todos. Te acompaño a construir este vínculo único, pleno de respeto y confianza.

Terapia Rápida Transformacional

¿Sientes que algo te bloquea y te impide transformar tu vida? Te acompaño a hacer el cambio que necesitas, dándote herramientas para crear nuevos hábitos tanto de pensamiento como de conducta.

Artículos Relacionados

Marcela Monte Riso | Copyright © 2024 | Todos los derechos reservados