Cada pensamiento que tienes y cada palabra que pronuncias conforman un plan que tu mente, cuerpo y psique trabajan de manera constante para hacer realidad.
Tu mente no descansa; trabaja las 24 horas del día, los 365 días del año, procesando de forma incansable toda la información que recibe del entorno, incluso cuando no eres consciente de ello. Imagina que todo lo que percibes —las imágenes que ves, los sonidos que oyes, los olores que inhalas, las texturas que sientes— son captados y organizados para mantenerte segura/o y protegida/o. Por ejemplo, si de repente detectas un aroma inusual, como el humo, tu mente inmediatamente entra en acción, priorizando la seguridad sobre otras tareas. Este proceso automático, aprendido a lo largo de tu vida, funciona como un guardián silencioso que se activa solo cuando es necesario. Sin embargo, esta actividad mental no se limita solo a lo que ocurre fuera de ti, sino también a lo que sucede dentro de tu mente.
Todos los días, te hablas a ti misma/o, ya sea para motivarte o para expresar agotamiento, miedo o anticipación. Por ejemplo, en el gimnasio puedes decirte “vamos, que ya casi terminamos”, lo que te ayuda a completar esa última serie de ejercicios; o podrías pensar “no doy más con esto”, lo cual podría detener tu avance. Asimismo, cuando te preparas para una situación que puede generar estrés, como una reunión con tu jefe o una conversación difícil con un familiar, tus palabras tienen el poder de determinar cómo enfrentarás esa experiencia. Si te dices “esta reunión va a ser un desastre”, probablemente te sientas más ansiosa/o y menos preparada/o. Sin embargo, puedes cambiar tu enfoque diciendo “este es un desafío que puedo manejar”, lo cual te coloca en una actitud más proactiva y positiva.
Tus creencias sobre ti misma/o también juegan un papel crucial. Las ideas que tienes, ya sean de empoderamiento o de limitación, moldean tu realidad y las decisiones que tomas. Por ejemplo, si crees que “no soy buena en los deportes” o “no tengo habilidad para los idiomas”, es probable que evites situaciones que podrían demostrar lo contrario. Sin embargo, la gran noticia es que puedes identificar y transformar estas creencias, reemplazándolas por otras que te apoyen en tu crecimiento personal y profesional. Al hacerlo, te abres a nuevas posibilidades y comienzas a vivir una vida más plena y satisfactoria.
Recuerda, cada pensamiento y palabra que te dices tiene el poder de influir en tu realidad. Tu mente está siempre lista para ejecutar las órdenes que le das, y tú tienes el control para decidir qué tipo de vida quieres crear. ¿Estás lista/o para empezar a vivir según lo que verdaderamente deseas?

